Las habilidades de los egresados en México no necesariamente coinciden con lo que demanda el mundo laboral real. El sistema educativo ha trabajado en una dirección ‘opuesta’ a lo requerido por el mercado, opina Héctor Escamilla, rector de la Universidad TecMilenio.
“Cuando se revisan los planes de estudio hay verdaderos tsunamis de conocimiento, por la poca vinculación. Se necesita más retroalimentación de las necesidades del mundo empresarial”, dice el rector en entrevista para CNNExpansión.
Las cifras muestran la desconexión que vive el sector productivo con la formación del estudiante. Sólo el 40% de los empleadores en el país considera que a los jóvenes se les prepara adecuadamente para insertarse al mercado. Además, tres de cada 10 profesores desconoce los índices de colocación laboral de sus estudiantes, de acuerdo con una investigación que realizó la consultora Mckinsey.
La problemática no es exclusiva de una escuela sino del sistema en general. Debe trabajarse en forma ‘urgente’, agrega.
Al solicitar empleo, expone, las empresas cuestionan a los jóvenes qué saben hacer. Eso es un planteamiento que no debe responderse desde la perspectiva de conocimientos, los empleadores quieren escuchar competencias. Entender cuál es el valor como profesionista, no cuál fue el promedio de carrera, opina.
¿Qué buscan las compañías? El directivo detalla: gente con habilidades para comunicar, con dominio de inglés, que sepan organizar su trabajo en torno a un equipo y se esfuercen por certificar sus conocimientos. “Es una petición global y al joven se le debe preparar en ello”.
Si la idea es tener egresados que muestren cierta experiencia, las universidades deberían trabajar en ofrecer varias horas de prácticas profesionales a los estudiantes por graduarse. Un promedio de 10 horas a la semana, en las cuales además de trabajar en competencias los jóvenes sepan qué esperan las compañías de ellos al concluir sus estudios, sugiere.
A partir de los modelos de trabajo establecidos en los campus de la universidad que representa, recomienda adoptar consejos de empleabilidad en los que directores de recursos humanos participan para retroalimentar a los académicos y alumnos sobre sus necesidades.
La propuesta del rector va más allá, consiste en una transformación de fondo del sistema educativo a nivel superior que deseche la creencia de que un título es igual a trabajo. El estudiante y los profesores deben enrolarse en una visión de ‘aprender-haciendo’, agrega.
Una herramienta para lograr que el estudiante tenga esa visión práctica, agrega, es mediante programas de estudio más flexibles con una mayor carga de materias optativas. “No se sabe si un ingeniero querrá dedicarse a operar su negocio, hay que preparar a la gente en esa diversidad”.
Mientras en México los estudiantes suelen tener un promedio de cuatro materias optativas, en países como Estados Unidos el alumno puede escoger entre 8 y 26% de su plan de estudio. El alumno “debe tener la posibilidad de especializarse en el área que quiera, de acuerdo a su plan profesional”.
El sistema educativo que México requiere, dice el académico, debe poner al estudiante en el centro de los cambios y las políticas establecidas, “algo que todavía no se consigue”, precisa.
El primer paso es cuestionar qué tipo de enseñanza se da desde niveles básicos y eso implica remitirse a la actuación docente. Hay que evaluar a los académicos, pero también ofrecerles oportunidades reales de capacitación. Eso ayuda a entender dónde están las áreas de mejora y con qué herramientas hacerlo. En educación, como en cualquier otro ámbito, aplica la constante “lo que no mides, no lo mejoras”, puntualiza el rector.
Ivonne Hernández en CNNExpansión