Desde hace 62 años, se celebra el 8 de Noviembre como el “DIA MUNDIAL DEL URBANISMO” en muchas ciudades y países -entre las que no figura Culiacán- pues ha sido evidente la falta de expresión pública que esto merece. Como dicen aquí, este año,otra vez “les pasó de noche”, pues no hubo escuela, institución cultural u orden de gobierno alguno que festejara con la ciudadanía los alcances y los retos de esta temática. Y por eso es que, entre otras cosas, estamos como estamos y vivimos -o sobrevivimos- en las condiciones que nos imponen las ciudades y el urbanismo mexicanos.
COMO MÈXICO NO HAY DOS…
A nivel nacional, lo ganado con la institucionalización de la planeación urbana en los años setenta del siglo pasado, mediante la realización de estudios y la elaboración de documentos para dirigir acciones específicas de mejoramiento urbano, se diluyó en épocas posteriores entre supuestas abundancias ochenteras, insurgencias populares y otros mitos para provocar el descuido que hoy observamos de nuevo en nuestros asentamientos humanos.
Las áreas metropolitanas de Monterrey, Guadalajara y México, (así como los asombros casos de Puebla y Tijuana) siguen creciendo sin un adecuado control e impactando de una manera cada vez mas grave el territorio sobre el cual se asientan.
No hace mucho nació el habitante número siete mil millones de este planeta. Es la misma cantidad de razones para NO DESCUIDAR el tema del urbanismo, habida cuenta de que es tan delicada la concentración de humanos en las ciudades como lo es la falta de ellos en el ámbito rural: concentración y dispersión son dos caras de una misma moneda, la que está en el aire mientras aparece (¿de donde?) – o hacemos que aparezca, con dedicación- una solución definitiva o de plano, nos alcanza el destino y lo que sucede es el suicidio universal. El símbolo del urbanismo, una bandera con dos franjas horizontales en verde y azul y que aloja en su centro la figura del sol, fue difundido y aceptado en varios países desde hace casi ochenta años, porque, universalmente comprendido, lleva en él la expresión de los elementos naturales que integran el ideal urbanístico. Un pensamiento, surgido en Argentina, refuerza los colores de esta bandera: La ciudad, como el árbol, no puede desligarse de la tierra que lo sustenta.
¿ARRIBA SINALOA?
Aquí en Sinaloa, las carta urbanas que se elaboraron por allá en los años noventa no tuvieron seguimiento para su actualización (lo que es peor, no tuvieron la correcta difusión) y permanecen guardadas, si es que algún buen archivista tuvo el cuidado de atenderlas junto con tantos otros documentos salvados de enviarse a la basura o al fuego, y tal vez por eso la carreta de la administración pública sigue funcionando con “llantas cuadradas” y las calabazas de plano no se acomodan: Ni Polyforum del Deporte junto al Río Culiacán, ni Teatro de la Ciudad en Los Mochis, ni Rescate y Atención del Patrimonio Histórico o mas Parques y Bibliotecas tuvieron la fortuna de nacer ni los ciudadanos de disfrutarlos. Pero si aparecen otros ejemplares del llamado mordazmente “el urbanismo sorprendente”
de Sinaloa. Ahí tenemos de muestra el Puente de las Discordias, superpolèmica y multibautizada obra para hacer algún tipo de conexión con el Aeropuerto Internacional de Culiacán (existe un gemelo de este en la entrada norte de Mazatlán) que entre otras cosas parece cancelar en definitiva lo que se tiene -o se tenía- planeado para dotar a Culiacán con un sistema BRT (metrobùs o culibùs). El olímpico desprecio mostrado por el Gobierno Federal
a lo que el IMPLAN ha desarrollado en estos años, así como de los gobiernos estatal y municipal al no dar a conocer suficiente, oportuna y adecuadamente la llegada de esta construcción, ratifican que, al parecer, el nuestro sigue siendo un urbanismo de bandazos y autoritarismo.
SI PERSISTE TU MÈDICO, CONSULTA TUS MOLESTIAS…
Y luego porque aparecen “los indignados” en Madrid (como en cualquier parte del mundo) o “los macheteros de Atenco”, en México o “los ocupantes de Wall Street”, en Nueva York. Gobernantes y gobernados comparten moralmente la obligación de cuidar el mejoramiento y el desarrollo ambiental, social y económico de todo tipo de organización territorial: la ciudad, la región, el estado. Se dice que hoy tenemos estabilidad financiera -el país pues-, y que la tasa de crecimiento de la población no es ya lo alarmante que era hasta hace pocos años (aunque a nivel mundial, la sobrepoblación sigue siendo el verdadero problema para lograr la sustentabilidad y permanencia de la nave común), pero resulta que también tenemos niveles de inseguridad altísimos y carencia también altísima de espacio público y verde que apruebe una mínima valoración de decencia.
NO ME SIGAS, ESTOY PERDIDO.
¿Qué hacer entonces? Tal vez debamos ir, como dice la frase americana “back to basics” y habitar, trabajar, circular y recrearnos como lo buscaba el urbanismo moderno –esbozado hace cien años en Europa- y recordado mas recientemente por el movimiento New Urbanism (Nuevo Urbanismo), cuyas enseñanzas ya están aquí en México, aun cuando las excelentes lecciones de urbanismo están en la esencia de nuestras culturas prehispánicas.
Culiacán sigue aferrado a un esquema centralista y monofuncional. Los planos “actualizados” para el desarrollo urbano de la ciudad se ven indudablemente bonitos con su colorido y tablas y letreros, pero poco o nada le dicen al ciudadano común –y menos lo invitan a comprometerse como debe en ello- si no se implementa un mecanismo de conocimiento y discusión en el seno de las familias y todo se queda en elogios mutuos en las múltiples reuniones con la Autoridad, a la que son invitados el 1% que siempre está presente, los “organismos intermedios” y pocas veces los otros “representantes del populacho”.
Se dice que no se puede querer lo que no se conoce. Entonces, ¿como podemos querer a la ciudad si no la conocemos? Y no la reconocemos en el ámbito familiar a través de sus fotos o mapas ni en su biografía (no solo la romántica, sino la práctica y funcional, la que como a los hijos, se le mira con orgullo y se le desea y hace todo lo posible porque alcance un destino brillante). Cuando quieren, durante las campañas politiqueras –que no políticas- mucho material impreso literalmente “se mete hasta la cocina“ de las familias sinaloenses. Vendrán otros años: tal vez en alguno
de ellos, quienes deben ponerse al frente cuando es obligado, sí nos inviten a recordar y reflexionar sobre el 8 de Noviembre, “DIA MUNDIAL DEL URBANISMO”. Suerte Culiacán…
MDU ARQ. MELCHOR PEIRO GUERRERO
Profesor e Investigador FAUAS
Miembro Activo del Colegio de Arquitectos “Luis F. Molina” A.C.