Por: Ivonne Vargas Hernández
Después de una larga búsqueda laboral, Silvia Reyes recibió una oferta para incorporarse a una agencia de marketing. Tras una ronda de entrevistas, sintió que la espera valía porque mejoraría su situación. “Era más dinero que en la oficina anterior”, platica.
Para su sorpresa, dos días después de ser aceptada, cuando estaba reuniendo la documentación para ingresar a la empresa, recibió la oferta de otra plaza a la que había aplicado. Reyes comenta: “en lugar de sentirme feliz, me angustié mucho. Empecé a dudar, no sabía a dónde inclinarme, una pagaba un poco más, y la otra incluía actividades con las que me sentía más relacionada”.
Su pregunta crucial fue ¿debo ir a otro lugar para aprender cosas diferentes y salir del ‘confort’ laboral, o me quedo donde -creo- estaré más a gusto? Por circunstancias personales y de proyectos, Reyes seleccionó el primer trabajo en el cual le hicieron la oferta.
Una encuesta de la Asociación para la Gestión de Recursos Humanos (Society for Human Resource Management, en inglés) arrojó que existen 24 factores que influyen en el empleado al considerar el lugar de trabajo. En los cinco primeros lugares destacan: seguridad en el empleo, beneficios (sobre todo gastos médicos y jubilación), salario, oportunidades para desempeñar conocimientos y estar en un buen ambiente laboral.
¿Qué pondrías ‘en la balanza’ si debes elegir entre dos ofertas igual de tentadoras? Uno de los principales aspectos, y a veces el único, que impulsa la decisión es el económico. “Muchas personas sienten que es el indicador decisivo, pero se equivocan”, dice Margarita Chico, directora corporativa de Comunicaciones y Alianzas de Trabajando.com México.
El sueldo, dice, es un incentivo importante, pero a la hora de hacer carrera hay otros factores importantes, como la posibilidad de desarrollo en la organización. En opinión de Chico, el salario “no asegura felicidad en términos profesionales, pues no certifica crecimiento profesional ni personal”. Además, un ingreso elevado puede ser ‘tramposo’, porque quizá esa cantidad sólo sea alta al inicio, y después haya problemas para aumentarla o ascender en la empresa.
Otro referente valioso para decidir es la cultura corporativa. Si eres un empleado al que le preocupa el tiempo fuera de la oficina, porque tiene familia, deseas estudiar otra carrera o posgrado, o “no eres de la filosofía de trabajar a toda costa y estar más de 10 horas en la oficina”, es necesario fijarse cómo fomenta la relación trabajo- vida personal esa organización, menciona la coach Dawn Ronsenberg, en un artículo publicado por la Asociación Nacional de Desarrollo Profesional (National Career Development Association).
De acuerdo con Margarita Chico otros aspectos que deben formar parte en la elección profesional son las oportunidades de capacitación y el clima organizacional. Lo recomendable es indagar sobre esos factores antes de dar el ‘sí’ a una propuesta. Esa información “te entrega una pista para saber cómo será la modalidad de trabajo, la relación entre subordinados y jefes o entre colegas”.
La “manera de hacer las cosas” que tiene la empresa es un buen indicador de cómo será tu desempeño en ella. Elementos como su trayectoria, asociaciones, proyecciones y clientes, entre otros, también son puntos a considerar, menciona Chico, pues aunque no decidas con base en ello, es importante conocerlos para hacer negociaciones, por ejemplo.
Cada empleado es diferente, mientras que seis de cada 10 indican que la elección de trabajo se basa en sentirse “encantado” con lo que hace, dos de cada 10 se fijan en cómo se llevará con el jefe, según una encuesta publicada por el sitio CareerPlaning. La honestidad es clave en esta disyuntiva, si antes de tomar la decisión, la persona sabe cuál sería su trabajo ‘ideal’ y qué estaría dispuesto (a) o no a negociar, la determinación es menos complicada, sólo es cuestión de enlistar prioridades, explica la psicóloga por la UNAM y orientadora vocacional, Leticia Hernández.
Se vale, apunta, platicar con las dos compañías y re-confirmar qué ofrece cada una, con el fin de identificar por qué el desarrollo laboral puede ser más atractivo en uno u otro lugar. Además, indica Chico, hay que plantearse las siguientes preguntas:
– El cargo para el cuál estoy postulando ¿es realmente el que quiero desempeñar?
– ¿Cuento con el perfil que se está buscando para esa empresa?
– ¿El área en que me desempeñaré tiene que ver con lo que quiero en términos profesionales?
“La elección, aunque sea difícil, debe basarse en lo que sientes que te entregará mayor agrado a lo largo de tu vida laboral. Para unos puede ser el sueldo y para otros la posibilidad de crecimiento”, subraya Margarita Chico.
En el momento que llegue la oferta, menciona la psicóloga Leticia Hernández, hay que agradecer al empleador. Si existe duda sobre con cuál quedarse, se puede hablar con las dos empresas y pedir unos días para tomar la decisión. “Hay empleados que, incluso, ponen pretextos como estar fuera de la ciudad o terminando un proyecto, así tienen más tiempo para pensar”, indica la orientadora vocacional.
Sea cual sea la justificación, evita “abusar”, dos a tres días debería ser suficiente para hacer una elección. En un mercado tan competido no es bueno retrasar la decisión por mucho tiempo y la demora genera desconfianza en el empleador.
Utilizar una excusa razonable es la mejor manera de ‘despedirse’ de la oferta laboral que descartarás. Evita mandar el mensaje de “me voy con otro porque es superior a usted, empresa, por tales razones…”, ejemplifica Leticia Hernández.
La especialista en temas laborales añade que el cierre de esta disyuntiva laboral debe acompañarse de un correo a la empresa no elegida, donde se haga sentir al reclutador que, como candidato, estás agradecido por la oferta y reconoces los procesos de selección en ese lugar.