Contar con estudios de educación media superior y superior no es garantía de encontrar empleo en México, ya que de los 2.6 millones de desempleados que había en el país al cierre de junio, el 38% contaba con estudios de ese nivel.
Esta es la cifra más alta en la historia para un periodo similar en esta categoría, revelan cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).
Actualmente, hay 990,155 personas con ese rango de estudios que están sin empleo, un incremento de 77,883 frente a los datos del cierre del año anterior, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
El promedio diario es de 430 universitarios que se sumaron a las filas de la desocupación entre enero y junio pasados.
El mercado laboral actual genera principalmente plazas laborales de bajos niveles salariales, lo que provoca que muchos universitarios terminen trabajando en la informalidad, aseguró Alfonso Bouzas, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.
“Hay una pauperización en el mercado; se generan plazas de bajo valor agregado relacionadas con el comercio y los servicios que provocan bajos salarios y un nulo nivel tecnológico. Mientras no se fomente la inversión y la creación de pequeñas y medianas empresas la tendencia va a continuar”.
Para estos desempleados la opción puede ser la informalidad o a la migración, pero el crimen organizado y el narcotráfico actualmente son “los mayores reclutadores”, advirtió.
Por nivel de preparación académica, la población con mayor grado de estudios es la que más aporta al desempleo, con el 38%, mientras que los que tienen estudios a nivel secundaria, significaron el 36.5% y los que estudiaron sólo la primaria representan el 25.5%.
El investigador de la UNAM destacó que el alto nivel de desempleo es consecuencia del nulo crecimiento económico en muchos años.
“Las cifras son un reflejo del fracaso económico. Las políticas aplicadas provocan que se desaproveche el bono demográfico; los jóvenes y la población preparada académicamente no encuentran un espacio en el empleo estructurado y se les condena a recurrir a actividades de subsistencia”, sentenció.
Las cifras de la ENOE revelan que 45.6% de la población desocupada se encuentra en el rango de edad que va de los 25 a los 44 años de edad, es decir, la etapa productiva más alta en la vida de una persona.
México debe elevar su productividad y la capacidad del sistema educativo para fomentar en los egresados las habilidades que exige el mercado laboral, aseguró Leticia Armenta directora del Centro de Análisis Económico del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
“En muchas ocasiones las empresas no logran encontrar el personal con las habilidades, capacidades y nivel tecnológico requerido. Si la mano de obra no se capacita, el deterioro va a continuar”, agregó.
Para Armenta es necesario no desperdiciar una generación de jóvenes y provocar que el bono demográfico sea un elemento en el motor de crecimiento.
“Se necesitan cambios profundos en el país, existe la necesidad imperiosa de que la capacidad productiva del país se expanda, mayor inversión de las empresas o de lo contrario se pierde la fuerza para crecer, no se podrá aprovechar el bono demográfico y el desperdicio nos lo cobra el tiempo, ya que la población joven y preparada que hoy no tiene empleos serán personas que pasen a edad mayor sin la capacidad de generar su propia subsistencia”, concluyó.
Gustavo de la Rosa en CNNExpansión