via Ivonne Vargas Hernández en CNNExpansión
La dificultad para conseguir personas que ocupen determinados puestos se ha convertido en un tema recurrente entre los empleadores.
Con una tasa de desocupación de 5.01% y más de 300,000 egresados cada año, la interrogante es ¿por qué se dificulta llenar ciertos espacios?
La respuesta puede incluir varios factores. Por ejemplo un desajuste en la elección de carreras profesionales, las estrategias de las empresas, y el papel del Gobierno como soporte y articulador, indica la investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Giovanna Valenti.
En el escenario académico, los programas de muchas universidades permanecen inalterables por décadas e ignoran las nuevas problemáticas y expectativas sociales. Además, el 86% de las materias son teóricas y no corresponden a los retos laborales que deberán enfrentar los alumnos una vez que se incorporen al campo laboral, afirma el rector del Colegio Jurista, Jorge Manrique.
El abogado opina que, en general, se carece de un vínculo universidad-empresa que permita poner el conocimiento al servicio del sector económico y estar al tanto de lo requerido en sectores productivos específicos.
“Hay un gran vacío perceptible en las pocas patentes mexicanas”, señala el rector. Actualmente, de 15,000 solicitudes de patentes que recibe el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) al año, sólo 1,000 son de mexicanos, menos de una patente por cada millón de habitantes, ejemplifica.
En el país, se carece de cultura para innovar y nuestro sistema académico presenta rezago si se compara con otras partes del mundo. “Investigación y Desarrollo es la materia a aprobar ahora, aunque sólo recibe menos del 1% del PIB en inversiones”, expresa Jorge Manrique.
En el índice Global de Innovación 2012, México ocupa el lugar 42 en lo referente al vínculo Universidad-empresa. Este indicador es liderado por Suiza, el Reino Unido y los Estados Unidos, mientras que Chile destaca en las regiones de América Latina.
El rector del Colegio Jurista menciona que para mejorar la incorporación de los egresado al mundo laboral se deben adecuar los planes de estudio, realizar actualizaciones constantes en materias claves, así como incrementar las prácticas profesionales en empresas y tener eficientes programas de becarios. A eso se pueden sumar otras iniciativas, como la participación de académicos en innovaciones de las empresas y tener un programa de servicio social adecuado.
El programa inicial entre empresa y universidad podría generarse con convenios de actualización bilateral en el que se compartan estudios, encuestas, materiales estadísticos, infografías, conferencias, diplomados, entre otras actividades.
“Si se amplían los canales de comunicación se pueden generar bienes comunes en la universidad y en la empresa”, dice el abogado.
Otra herramienta es trabajar con diversos sectores empresariales para colaborar en tareas rutinarias de la compañía y que así los estudiantes detecten áreas de oportunidad para mejorar procesos de producción o servicios.
“Los propios empresarios podrían actuar como consejeros académicos para que los planes de estudio tuvieran una perspectiva práctica”, expresa el académico.
El rector puntualiza que el contacto permanente de la Universidad-empresa puede detonar las patentes mexicanas y frenar la fuga de cerebros a naciones con mayores perspectivas de crecimiento. El país ocupa el cuarto lugar en exportación de talentos que no regresan, por debajo de Gran Bretaña, Filipinas e India, de acuerdo con información de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Edgar Morales, un profesional con maestría en finanzas, y conocimiento de inglés y francés aborda ese tema: “El país habla de generar miles de empleos, habría que ver de qué tipo. La gente que regresa al país se encuentra con la realidad de que si no tiene una red de contactos buena, terminará prefiriendo haberse quedado en otros destinos. No hay infraestructura para soportar a la gente que se quiere seguir capacitando”, comenta.
En cuanto a la de elección de carrera, en México, de la amplia oferta de licenciatura, sólo tres registran el 29.3% de la matricula total de alumnos en el país: Administración, Contaduría Pública y Derecho, según datos de la Asociación Nacional de Universidad e Instituciones de Educación Superior (ANUIES).
Por su parte, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo indica que licenciaturas como Psicología y Ciencias de la Educación son las que más egresan estudiantes. El informe Mercado laboral de profesionistas en Méxic: Escenario de Prospectiva 2000-20006-2010, de la ANUIES, califica a 41 carreras en una situación desfavorable de empleo.
El aspecto educativo, no está alineado con lo que sucederá en lo laboral los próximos 25 años. “No formamos a la gente en las especialidades que debiéramos”, puntualiza Otto Granados Roldán, director del Instituto de Administración Pública (IAP) del Tecnológico de Monterrey.